Es la oportunidad de compartir con mis amigos, las sensaciones que la realidad nacional guatemalteca me provoca y que me niego a aceptar
domingo, 22 de enero de 2012
UNA BOCANADA DE AIRE FRESCO
La noche del viernes estuve en la Hacienda de los Sánchez, para disfrutar de eso con lo que he titulado este artículo, una bocanada de aire fresco en el quehacer teatral.
Eso fue lo que nos ofreció la actriz María Mercedes Arce Arrivillaga, heredera de dos nombres prestigiosos e ilustres en el medio artístico guatemalteco, el escritor Manuel José Arce y la actriz María Mercedes Arrivillaga (la Mona), unificando ambos extremos, ya que la Monita fue quien escribió este monólogo, inteligente, maduro, salpicado de realidades y muy bien estructurado, lo produce, lo dirige y lo actúa, en una soberbia interpretación, que bien dice un viejo dicho, “lo que se hereda, no se hurta”
Este performance de la Monita, bajo el equívoco título de, “Fantasías Animadas de Ayer y Hoy” que nos invita a pensar en algo más superficial, posiblemente infantil, cuando lo que estamos es ante una tragicomedia, ni más ni menos, que en medio de carcajadas, que no cesan, vemos ante nosotros desgarrarse a una mujer, que engloba a todas, lo menos que puedo opinar es que María Mercedes debiera cambiarle de título a esta obra, ya que se va a convertirse en un producto de exportación, no lo digo como una cuestión de nacionalismo barato, sino como Director de Teatro.
Tenía mucho tiempo de no asistir a un espectáculo teatral, donde existiera tanto equilibrio entre el texto, la interpretación y la interacción con el público.
Este nuevo espacio teatral que abre la Hacienda de los Sánchez, enmarca perfectamente la obra, tal vez un par de metros más de escenario, lo haría perfecto.
Pero para quienes estuvimos esa noche allí, no tuvimos tiempo de sentir las diferencias, ya que estuvimos presos de la actuación de la Monita, más de un centenar de hombres y mujeres, en comunión con el hecho teatral, manejado muy bien, hizo que la hora y media que dura la función, transcurriese sin que lo sintiéramos y de pronto todo había terminado.
De pronto estábamos allí, parados, aplaudiendo, rabiosamente satisfechos, cosa que rara vez hacemos en nuestro medio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario