Las redes sociales comienzan a funcionar en Guatemala, las cosas no pueden ocultarse como se hacía antes, al filo del mediodía la mayoría ya manejábamos la información que un guardaespaldas de la hija del General Otto Pérez Molina, candidato presidencial, había baleado cobardemente a un policía municipal de tránsito, frente al Hospital El Pilar, en la zona 15. Lo tildo de cobarde, ya que agredió a un policía desarmado, que cumplía con su deber y luego como buen cobarde, huyó del lugar.
En cualquier otro país civilizado, la hija de Pérez Molina, hubiera llamado al orden a su piloto-guardaespaldas, para que no abusara de las demás personas que hacían cola para entrar al parqueo de este hospital, pero como ya se siente ejerciendo el poder omnímodo de que gozan los presidentes en Guatemala, solo se bajó del carro, somatando la puerta, lo cual evidentemente envalentonó a este guardaespaldas, para agredir con lujo de fuerza a un hombre desarmado.
Ante este hecho repudiable, a todas luces, ha saltado Roxana Baldetti, pidiendo que no le vayan a dar tinte político a este hecho. ¿Cómo no dárselo, si es del círculo familiar de alguien que se está postulando para ser Presidente de nuestro país? Y que además evidencia la prepotencia y violencia de que están haciendo alarde, sin haber alcanzado el poder.
En lugar de pedir impunidad por ser políticos, lo que debió hacer Baldetti, fue declarar que buscarán y entregarán a este delincuente y que se harán cargo de los gastos que genere esta agresión de que fue víctima este policía, pero no, no estamos en un país civilizado y nuestros “políticos” siempre están estirando la chamarra para protegerse y seguir impunes.
Esto debe llamarnos a la reflexión en este periodo electoral, ya que “si así son las vísperas, cómo serán las fiestas”, no han alcanzado aún la presidencia y los signos de abuso de poder, a los que nos han tenido acostumbrados los militares en nuestro país, nos hacen ver que en el caso de ganar el General Otto Pérez la Presidencia, volverá a existir el abuso y la prepotencia que siempre acompañó a los militares en el ejercicio del poder.
La constituyente de 1985 no pudo actuar libremente, estuvo vigilada por elementos del ejército e ideólogos civiles que cuidaban los intereses militares y por lo tanto, con una actitud de genuflexión ante el poder militar, por parte de nuestros políticos, estos no se animaron a plantear que otros que debieran tener prohibido el volver a detentar el poder, debieran ser los militares.
Con mayor razón, aquellos que se dedicaron de lleno a la represión.
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