jueves, 8 de diciembre de 2011

LA INSOLENCIA DEL PROCONSUL, DIGO, EMBAJADOR

Cuando existen posturas dignas que dimanan de nuestra soberanía, se suceden actos que contradicen las “diz que amistad entre países”, principalmente cuando una de ellas es dependiente de la otra y tiene el atrevimiento por parte de su Presidente, de decir que las víctimas de la infame actitud de esos “amigos norteamericanos”, más de dos mil connacionales que sufrieron la infamia de ser infectados, como si fueran conejillos de experimentación, con enfermedades infectocontagiosas, sífilis, chancros y gonorrea, que los segregaron de la sociedad conservadora de cuando ocurrieron los hechos, es decir, entre los años 1946 y 1948.
En un acto inaudito dentro de los cánones de la diplomacia, el embajador de los Estados Unidos en Guatemala, el cubano-americano Arnold Chacón, “retiró las disculpas que el presidente Barack Obama” presentó ante el presidente guatemalteco Álvaro Colom, por las abominables prácticas realizadas por médicos norteamericanos y guatemaltecos, encabezados por el Dr. John Cutler, dentro de un programa financiado por los Estados Unidos contra ciudadanos guatemaltecos, entre los años 1946 y 1948, porque el Presidente Colom, en una actitud encomiable, ofreció pagar indemnizaciones por una cantidad aún no especificada, a los sobrevivientes de estas abominables prácticas.

Es obvio, que el pago de la indemnización le corresponde pagarla al gobierno de los Estados Unidos, si nos fuéramos a un ejemplo práctico y sencillo, cuando atropellamos con nuestro auto a una persona, lo menos que podemos hacer, es pagar una indemnización y en los Estados Unidos lo hacen cumplir al pie de la letra, pero ahora que se pide que haya resarcimiento a las víctimas de este CRIMEN, resulta que el “esbirro” nombrado Embajador, se ofende y retira las disculpas dadas por su Presidente o sea que debemos actuar como sus marionetas y no tener gestos soberanos, porque nos recuerdan inmediatamente que solamente somos ciudadanos de segunda categoría, que viven en el Cuarto Mundo.

Solo somos Conejillos de Indias, adonde mandan las medicinas que no les son aceptadas en su país y así, algunas de las casas farmacéuticas estadounidenses, producen medicinas con la etiqueta “solo para exportación”, debido a que su uso no ha sido aprobado por las autoridades de su país, a causa de no existir suficientes pruebas que no tengan efectos colaterales contraproducentes o sea, seguimos siendo su patio de experimentación y pagando a precio de oro “medicinas que no está comprobado que sean efectivas" y, muchos menos que no tengan efectos indeseables en quienes las consumen.

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