domingo, 15 de enero de 2012

LOS CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD, NO SON PROBLEMAS ÉTICOS O MORALES, SON CRÍMENES

Con los juicios de Núremberg se juzgó y condenó a muerte a la jerarquía alemana y alguno de sus médicos, entre los meses de agosto de 1945 y octubre de 1946, por considerar, los Estados Unidos, que el tratamiento que dieron a los prisioneros judíos en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, eran crímenes de lesa humanidad. Fue así como el 20 de agosto de 1947, se consagró el Código de Núremberg, que recoge las deliberaciones y argumentos con los que fueron enjuiciados los “criminales nazis”, para legislar de alguna manera que los mismos no volviesen a suceder. No obstante, con toda la hipocresía que caracteriza a los gobernantes estadounidenses, en su quehacer alrededor del mundo, haciendo caso omiso a que estos experimentos son CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD, en esas mismas fechas en que mataban a los nazis por la experimentación con seres humanos, durante la Segunda Guerra Mundial, continuaron con los Experimentos de la Universidad de Tuskegee, que habían iniciado allá por el año de 1932, esta Universidad está situada en Alabama, y allí realizaron por muchos años, hasta 1974, experimentos sobre humanos, en este caso, ¡oh casualidad, los conejillos de indias eran negros!, (obvio el racismo) a quienes engañados y sin darles información, inocularon bacterias de sífilis, chancros y otras enfermedades infecto-contagiosas, sin hacer caso del Código de Núremberg. No conformes con esta experimentación sobre los ciudadanos negros estadounidenses, decidieron ampliar la investigación en 1946, tomando como sujetos de la investigación a indígenas y ciudadanos oriundos de Guatemala (obvio también el racismo) utilizando a los recluidos en el Hospital Neuropsiquiatrico, a los privados de libertad en la Penitenciería Central, a los soldados del Ejército de Guatemala y a un grupo de prostitutas, a quienes también inocularon las bacterias de Sífilis, chancros y otras enfermedades infecto-contagiosas. El responsable por parte del gobierno norteamericano fue el Dr. John C. Cutler y por parte del gobierno de Guatemala el Dr. Juan M. Funes, apoyados por la OSP Organización Sanitaria Panamericana (antecesora de la Organización Panamericana de la Salud –OPS-), debido a un convenio firmado entre el Gobierno de Estados Unidos y el de Guatemala, en 1943. A ninguno de los sujetos se les advirtió ni informó de los objetivos de la investigación, es más, las altas autoridades de gobierno, supieron solo lo que les quisieron informar, nunca supieron que “…la información localizada sobre las investigaciones de sífilis, indica que no se estudiaba la eficacia de la penicilina. El tratamiento aplicado a los hombres fue con inyecciones de: neo-arsperamina, arsénico, bismuto, hiposulfito de magnesia, gluconato de calcio, auto hemoterapia, vitace, adrenalina y coralina. En el caso de las mujeres emplearon los mismos medicamentos, con diferencia que a ellas si les administraron inyecciones de penicilina” (Informe CONSENTIR EL DAÑO de la Comisión presidida por Dr. Rafael Espada Vicepresidente de la República), en otras palabras no estaban experimentando PARA SABER si conseguían nuevas aplicaciones para la penicilina, sino, como era que estas enfermedades consumían a los contagiados, ya que los medicamentos aplicados fueron los que ya se usaban y de verdad no curaban las enfermedades infectocontagiosas, con que fueron inoculados. ¿Quién puede afirmar que las prostitutas contagiadas, solo tuvieron contacto con los enfermos y no con otros individuos que buscaban sus favores? O ¿Habrá alguien que pueda jurar que los soldados infectados no buscaron consuelo con sus novias, esposas u otras prostitutas? ¿Se podrá saber cuántas personas quedaron contagiadas y nunca dijeron nada, porque la enfermedad era exageradamente vergonzosa, como lo es en la actualidad, el SIDA? Por eso cuando el hombre de la Embajada estadounidense en el anterior Gobierno de Guatemala, el Dr. Espada, busca con ahínco probar que lo que sucedió fue una cuestión de ética, traiciona al país que lo vio nacer, a su profesión, al juramento hipocrático y a todo lo que puede ser sagrado en esta Guatemala. En ninguna parte del documento, que por cierto no permitían que uno abriera en la página de la Vicepresidencia, diciendo USTED NO ESTA AUTORIZADO PARA ENTRAR EN ESTE DOCUMENTO, se habla de los delitos de lesa humanidad, que cometieron en ese negro período de nuestra historia en nuestro país, y a pesar que el documento elaborado por la Universidad de San Carlos menciona datos, por demás interesantes, el Colegio de Médicos y Cirujanos, habla acerca de la ética (¿?), cuando acá en Guatemala lo que hicieron los participantes en este Estudio fue un crimen de lesa humanidad. El gobierno de Guatemala, cómplice de este atroz atropello contra la ciudadanía, habla de las víctimas como si solo fueran las seis que han sido encontradas, sobrevivientes de este crimen y no de las de más de 3700 personas que fueron infectadas, que aparecen en el registro. En tanto el Gobierno de los Estados Unidos, habla como los amos del país, no esperan que haya reclamo, de una vez anuncian que ellos aportarán UN MILLÓN OCHOCIENTOS MIL DÓLARES, de los cuales de una vez descuentan STECIENTOS MIL DÓLARES QUE DICEN INVERTIRÁN EN UN INSTITUTO DE BIOÉTICA, CON PERSONAL ESTADOUNIDENSE o sea que la compensación únicamente será de UN MILLÓN CIEN MIL DÓLARES, para los casi cuatro mil damnificados por esos crímenes de lesa humanidad. Y nosotros simplemente le ponemos a este informe como mala señal, CONSENTIR EL DAÑO y bajamos la cabeza, cobardemente. ¿Acaso solo porque ya murieron las demás víctimas, el daño desaparece y las familias no tienen derecho a que se les compense adecuadamente los daños y perjuicios que les fueron ocasionados? Permítanme hacer un símil, para que nos entendamos mejor, ¿Será que si atropellamos a una persona y queda dañada y seguidamente muere, allí acaba nuestra responsabilidad y la familia no tiene derecho a la indemnización y nosotros quedamos libres de culpa? Exactamente es lo mismo, con el agravante que el atropello lo cometieron con engaño, con alevosía y ventaja, ya que muchos de ellos eran enajenados mentales, otros, los soldados fueron enviados por los oficiales del ejército sin saber a qué iban, las prostitutas pensaban que las estaban favoreciendo, al mantenerlas controladas y los presos fueron obligados, todo ellos víctimas de una investigación que el mismo informe señala que no fue científicamente planificado y que su diseño no reunía las condiciones científicas exigidas. En pocas palabras no sirvió para nada, científicamente. Ojala, el nuevo gobierno haga valer el derecho de los guatemaltecos afectados y no contribuya a que este crimen quede impune. LOS ESTADOS UNIDOS DEBE PAGAR UNA INDEMNIZACIÓN A TODAS LAS FAMILIAS DE LAS VICTIMAS QUE FUERON INFECTADAS EN ESTOS GROSEROS EXPERIMENTOS Y SE DEBIERA APLICAR A LOS AUTORES Y A QUIENES AUTORIZARON ESTE DESAGUISO, LAS MISMAS PENAS QUE HICIERON PAGAR A LOS NAZIS, POR ESTOS CRIMENES DE LESA HUMANIDAD, PORQUE SON LO MISMO. NO HACERLO, ES UN CRIMEN MAYOR.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con usted, da verguenza la actitud del doctor Espada, el servilismo de nuestras autoridades.

    Soy uan mujer muy muy optimista, pero en relacion a quienes dirigen nuesro gobierno soy esceptica y creo que no haran nada, tristemente no lo haran!

    Racismo, omnipotencia, engaño, crimen y vende patrias es lo que destila este suceso.

    Anny

    ResponderEliminar