Cuando en los años veinte, del siglo pasado, se dictó la norma de no fabricación de bebidas alcohólicas en los Estados Unidos, se intensificó su consumo a niveles muy altos y comenzó una lucha por dominar el mercado de licores, las destilerías clandestinas proliferaron y la lucha armada por el control de los espacios de fabricación y consumo, ganó las calles de las ciudades norteamericanas, la corrupción creció a niveles muy altos, las bebidas se degustaban en casas cerradas y su precio también crecía, “el dulce encanto de lo prohibido”, hacía que cualquier esfuerzo fuera poco, para atender la necesidad de su consumo.
Muchos de esos traficantes fueron asesinados, pero otros no solo se volvieron multimillonarios sino también “honorables”, como Josef Kennedy.
Ante este panorama, hubo quienes pidieron que se liberara su consumo, pero los “estandartes de la moral” se oponían férreamente, pretextando que entonces todo el territorio norteamericano sería Sodoma y Gomorra. Esta campaña, obviamente era bien recibida por quienes estaban fabricando las bebidas alcohólicas y posiblemente era patrocinada por estos fabricantes, ya que les convenía mantenerse en la clandestinidad y permanecer altos los precios, todos salían beneficiados.
Por fin, después de una lucha en contra de una opinión pública parcializada, se aprobó liberar la fabricación de bebidas alcohólicas y para sorpresa de todos, los niveles de consumo no aumentaron, lejos de eso, disminuyeron.
Al leer esta relación de hechos de hace un siglo, bien la podemos aplicar a nuestra época, en donde la droga, prohibido su consumo y tráfico, enriquece a muchos, profundiza los niveles de corrupción a todo nivel y genera una violencia por apoderarse de territorios de distribución, en manos de otros narcotraficantes.
El siglo XXI es prometedor, los grandes avances científicos están a la orden del día, vemos como ya existen cámaras con casi 1500 mega píxeles, para uso de los servicios de segurida nacional de Estados Unidos, que hacen palidecer los 10 mega píxeles de nuestras cámaras. Seguramente a algunos de ustedes les llegó por Internet una fotografía panorámica de la toma de posesión de Obama, captada con una cámara de casi 1500 mega píxeles, en donde en aquella masa de personas, si uno había estado en ese acto, podía buscarse por sectores, encontrarse y verse nítidamente.
También se puede buscar con google earth en tiempo real, quiere decir en el momento que sucede, lo que está sucediendo en un determinado lugar, ver nuestros movimientos y darles seguimiento. Se podría decir, igual que lo hacían nuestros abuelos, no hay nada oculto bajo el sol.
Los satélites artificiales que están situados allá en la estratosfera, tienen cámaras no sólo con esa enorme cantidad de mega píxeles para examinar el Universo, así como también para seguirnos sin que ni siquiera lo sospechemos, pueden detectar el calor que irradia nuestro cuerpo, en fin todo eso que pensamos que es ciencia ficción, ellos lo están utilizando.
Y hay que considerar, otra vez, que nuestras computadoras son unos cacharritos al compararlas con las de los servicios de seguridad de los Estados Unidos, que pueden ver con detalles que escapan a nuestros sentidos, entendimiento y conocimientos.
La pregunta, es ¿Cómo? Y ¿Por qué no en lo que es una urgente necesidad, el combate de la droga?
Si nosotros, usando google earth podemos ver nuestra casa, bien definida y con detalles, usando solo una milésima parte de la tecnología que ellos poseen, ¿por qué, con una tecnología tan avanzada no pueden o no quieren controlar y espiar las actividades de los señores de la droga, en cualquier parte del mundo? Por lo que sospecho que no les interesa acabar con esta actividad.
Es que el negocio del narcotráfico es tan grande, que ha penetrado, con el poder que les da su dinero, todas las estructuras gubernamentales y privadas a lo largo de todo el mundo, no sólo en Latinoamérica, como quieren hacernos creer.
Hace cerca de cincuenta años, en la guerra de Viet Nam, se creo un grave problema de drogas en Estados Unidos, cuando muchos, pero muchos, de los soldados destinados a la invasión de ese país, aprovecharon que la fuerza aérea del ejército norteamericano, les permitía enviar desde Viet Nam, un saco conteniendo lo que quisieran, los soldados enviaron sacos, de esos verdes tan conocidos, llenos de hachis o marihuana y sus familias comenzaron a guardar en todos los sitios posibles esos sacos esperando que sus hijos volvieran para utilizarlos.
La mayoría de los parientes no tenía idea de que contenían, recuerden que llegaban en aviones militares y eran considerados héroes.
Después de ser derrotado el ejército norte-americano en Viet Nam, volvieron y el mercado se inundó de marihuana (hachis), los hippies la consumían en cantidades exuberantes y aún los no hippies la consumían a lo largo del país y ahora tenían hasta para tirar.
Recuerden que en los finales de los años sesenta, también es la época de los hippies en EEUU.
Actualmente existen en los Estados Unidos poco más de siete millones de adictos a la marihuana.
Un dato importante es que en Estados Unidos, los considerados drogadictos, se estiman en veinticinco millones (25,000,000) de personas.
Actualmente tenemos el caso de Afganistán, que durante el tiempo en el poder de los Talibanes en el poder 1996 a 2001, por considerarla anti islámica, abolieron la siembra y comercialización de drogas, principalmente el opio, después de la invasión por parte de tropas gringas, ese comercio ha vuelto a levantarse y Afganistán produce, en la actualidad, el 70 % del opio que se consume en todo el mundo.
México se ha tomado en serio lo de ser la frontera sur de los Estados Unidos y ha declarado la guerra al narcotráfico, pero ¿Tiene alguna esperanza de ganar esa guerra? Lo veo muy remoto.
Guatemala está haciendo esfuerzos y alcanzando algunos éxitos en el combate del narcotráfico, en los últimos quince días los ha enfrentado y ha ganado, parece que los jefes actuales han logrado librarse del lastre de dos administraciones anteriores y obtenido algunos resultados, sin dejar de tener muertos, heridos y el susto para la población. A la última banda a la que le han entrado, es a la de los Lorenzana, el día de hoy en Petén. Pero habrá alguna posibilidad de ganar, media vez las autoridades de los Estados Unidos mantengan abierta la puerta al ingreso de las drogas y deje las payasadas, de afirmar que las combate y en verdad, a veces sirven a los varones de la droga.
De las lecciones de vida que nos dejan estos hechos, debemos encontrar una salida, ya que por lo visto, el consumo de drogas y el trasiego de las mismas, pudre el mismo sistema capitalista y debiéramos tener una nueva visión acerca de esta problemática, en la que si yo podría sugerir a los poderes establecidos, y me la jugaría por la liberalización del comercio de la droga, ya que quienes pueden impedir su propagación, como lo he señalado en los párrafos anteriores no lo hacen, quiere decir que les beneficia el comercio al interior de los Estados Unidos, que es donde está la gran masa de compradores
Si se aplica la liberalización de la droga, bajará su consumo, su precio y al expenderse libremente dejará de haber asesinatos y muertos por el narcotráfico. Pudiendo los ciudadanos decidir si quiere no consumir la droga.
Hacer el juego a que las cosas sigan iguales, es hacer un favor a los narcotraficantes y dejar que nuestras juventudes no tengan un mejor futuro.
Hay que liberar el consumo de las drogas y su comercialización.
NOTA: PERDÓN POR EL ERROR ORTOGRÁFICO EN EL ANTERIOR ARTÍCULO
Estimado Roberto: da verdadero temor legalizar la venta de drogas tan adictivas como la cocaina y la heroína. Su efecto es tan placentero (¡un verdadero orgasmo quimico!) en quien las consume, que pocos son los que se salvan de caer en la dependencia. Seguro que algunos empresarios verian aumentadas sus fortunas, con ese negociazo y poco o nada, como es su costumbre invertirian en rehabilitacion.
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