jueves, 17 de febrero de 2011

CHAUVINISMO CRIOLLO

CEDO A MI AMIGO AGUSTÍN BARRUEL EL ESPACIO EN MI BLOG, YA QUE SE LO MERECE POR ESTE BUEN ARTÍCULO

CHAUVINISMO CRIOLLO

Agustín Barruel C.

Causa hilaridad la columna “!Nien Danke!” de José Raúl García Merlo donde denuncia -cual moderno prócer de la independencia guatemalteca- la intromisión de la misión diplomática alemana por las declaraciones del viceministro de la cooperación de ese país Hans-Jurgen Beerfeltz en el sentido que los guatemaltecos deberían realizar una reforma fiscal pues la carga tributaria es demasiado baja, existen muchas exenciones, devoluciones absurdas (en el agro se recaudan anualmente 1,000 millones y se devuelven 2000 millones), lo cual nos da tintes africanos . Esta declaración surge porque los alemanes destinan una parte grande o pequeña de sus tributos para contribuir con los guatemaltecos y estos últimos no desean hacer lo mismo en su propio país.

Antes que todo, es bueno aclarar que “No gracias” en alemán se escribe: Nein Danke y no Nien como lo pone el simpático Gonzáles Merlo, ahora siguiendo con el tema en cuestión, fue obvio que ante semejantes declaraciones el escándalo no se hizo esperar y generó el conveniente nacionalismo virulento en la élite económica a través de sus voceros en medios, quienes lanzaron los mas variados anatemas contra el gobierno alemán por intervenir en asuntos particulares guatemaltecos… No cabe duda que en este país es el “caradurismo” la enfermedad más grave que padecemos y sus síntomas afloran cuando alguien nos escupe las verdades a la cara. Más cuando lo hacen extranjeros.

Las élites se supone que son los grupos mas ilustrados en las naciones, en un país como Guatemala donde se tiene uno de los índices de escolaridad más bajos del continente, uno de cada dos niños tiene algún grado de desnutrición y poseemos la carga impositiva más baja del hemisferio con respecto al PIB, pertenecer a un grupo de incidencia local es un verdadero privilegio que demandaría responsabilidad y mayor conciencia. Máxime cuando la comunidad internacional ha debido hacer nuestros deberes y ha tenido una generosa colaboración sin que hasta el momento después de siete gobiernos haya un avance concreto en la lucha contra la pobreza. No obstante, personas supuestamente estudiadas y con la bendición de haber sido alimentadas desde su gestación hasta la adultez, actúan de una manera que verdaderamente nos avergüenza y confirma el olor a banano que estila esta nación hasta sus tuétanos. Me cuesta sobremanera entender como alguien que se dice globalizado directivo coloquial en una empresa de refrescos –que dicho sea de paso es una de las responsables de la obesidad en el mundo y problemas cardiovasculares en los Estados Unidos- tenga una visión tan miope de Guatemala y recurra a ínfulas bolivarianas para defender lo indefendible, mandando al carajo con un patético chauvinismo al representante de un pueblo que nunca ha tenido la obligación de ayudarnos, que lo hace y por ello le hemos dado pié para intervenir en nuestros asuntos públicos.

¿Por qué usamos distinto rasero para medir las cosas que nos convienen de las que no nos convienen? ¿Por qué Gonzáles Merlo no defiende la dignidad de la primera magistratura del Estado guatemalteco contra la sarta de insultos y diatriba de extranjeros como el español Pedro Trujillo que ha llamado incluso “marrulleros” a presidente y compañía ? Cuándo Aznar criticó al Gobierno de Guatemala en Libre Encuentro todo mundo le aplaudió y nunca vi a Gonzáles Merlo denunciar a los cuatro vientos al extranjero que se inmiscuye en asuntos de Guatemala. Cuando los gringos critican a Guatemala por no hacer más en la lucha contra el narcotráfico jamás leí o escuché a vocero alguno decirles que primero resolvieran sus problemas de consumo y lavado para después preocuparse por la producción y trasiego en estos países… Total, la demanda crea su propia oferta según las enseñanzas de Friedman y Mises. Nunca he visto una iniciativa de Gonzáles Merlo para declarar “non grato” a algún embajador de Estados Unidos por el maltrato a nuestros compatriotas por parte de autoridades migratorias y sería utópico pensar en una visa de ingreso a Guatemala para ciudadanos gringos en reciprocidad al trato que nos dan aquí en la embajada. Tampoco leí o escuché algo de Gonzáles Merlo o Zúñiga cuando se comprobó que los gringos vinieron a inocular guatemaltecos con enfermedades venéreas para realizar experimentos al mejor estilo de Mengele. Mucho menos aceptar que hayamos sido utilizados como el peón mas insignificante en el ajedrez internacional de la guerra fría cuando se utilizó la finca “La Helvetia” para el entrenamiento de cubanos en la operación Mangosta que tuvo como corolario el desastre de Bahía Cochinos.

Ahora analicemos una cosa: Si un chapín insiste en que se paguen los impuestos en el país y aumente la carga tributaria ¿Que ocurriría? Los medios de comunicación lo invisibilizarían por presión de los cacifes y ningún partido lo querría por el hecho que afectaría los intereses de financistas, para muestra está el botón de Nineth Montenegro, que de acérrima crítica al sistema pasó a censor de oficio en actos de Gobierno, guardando siempre el cuidado de no tocar el delicado tema de los impuestos a cambio del modos vivendi en que se convirtió la curul. Entonces: ¿Quien es el único sector que puede tener algún nivel de injerencia en Guatemala ante la reducción de un Estado a su mínima expresión, la cooptación de medios y partidos políticos? Sólo la comunidad internacional, un sector que ha debido aportar recursos ante el colapso del Estado guatemalteco y nuestra incapacidad de tan siquiera dotarnos justicia a nosotros mismos. Por esto se organizó ese experimento llamado CICIG que en un principio fue bastante conveniente y aplaudido cuando se capturó a Portillo, siendo ahora demonizado por los casos Giammattei y Vielmann… De nuevo medimos con distinta vara y surge ese oportuno chauvinismo tan típico y criollo en Guatemala. Escritos como el de Merlo son rico material para los estudiosos de fenómenos relacionados con la psicología social, porque denotan el primitivismo medieval que campea en algunas élites económicas locales.

En vez de escuchar y aceptar la opinión del doctor que invité y además me regaló medicinas por el cáncer de mi madre, lo insulto y acuso por habérmelo dicho, advirtiéndole que no se meta en mis asuntos. Es de locos actuar así. Vergüenza y pena debería causar el hecho que no queramos mejorar nuestro país y solo velemos por nuestro interés sin importar que los demás se mueran de hambre. He escuchado desde finales de la década de los setenta el discurso de la calidad en el gasto público como condición “sine qua non” para aumentar la carga impositiva y la cantaleta famosa de: “no es el momento político” que precisamente repite Gonzáles Merlo “by the book”. Hemos tenido gobiernos poco cercanos, cercanos y muy cercanos al sector privado; jamás hemos visto disposición a subir los tributos de su parte. El momento político para subir impuestos es “NUNCA”, entonces ¿Cuándo? Mientras tanto, los crímenes a la vuelta de la esquina, los niños lombricientos por doquier, la gente bruta –por baja alimentación- y como pesada loza que signa sus destinos: poco instruida. Ante este panorama ¿Qué hacen las elites económicas? Gastar más en guardaespaldas, criticar al Gobierno porque no hace como Vielmann –matarlos a todos- y encerrarse en una burbuja social que nos hace recordar los tiempos previos a la caída de Batista en Cuba. Con este tipo de razonamientos es lógico que surjan campañas cavernícolas como “Mano Dura”, “Pena de muerte para todos”, personajes en vallas haciendo saludos hitlerianos y candidatos por doquier ofreciendo el oro y el moro – sin especificar de dónde sacarán los recursos para realizar toda la obra que dicen-.

Jeffry Sachs criticaba las reducciones de impuestos prorrogadas por el gobierno de Obama y manifestaba lo insostenible que es el déficit para el Estado norteamericano con las exenciones impositivas existentes, de la misma manera señalaba que la forma efectiva de competir en el mercado global es calificando gente y mejorando la educación hacia carreras científicas, eso requiere recursos, muchos recursos. Aquí tenemos el índice mas bajo de Centroamérica en cuanto a niños que terminan sexto año.

A nadie le gusta pagar impuestos y estoy cien por ciento de acuerdo que se debe mejorar ostensiblemente la transparencia y calidad en el gasto público, pero por algún lado debemos empezar y al parecer, aquí nadie quiere pagar por mejorar la plaza donde los hijos viven y crecerán. Aquí todos quieren vivir como gringos o europeos sin pagar el precio de dicho bienestar… Imagino que los finlandeses tampoco quisieran pagar impuestos, pero saben que de algún lugar deben salir sus beneficios educativos, salud, progreso y condiciones para poder competir en el mercado internacional.

Nosotros debimos ocuparnos de nuestra propia gente desde hace décadas, pero nunca nos importó, nunca lo hicimos. Fue entonces que vino la cooperación internacional, las ONG´s, los médicos cubanos con sus espías, el ejército de salvación y la AID a espiarnos, BID, FMI, PNUD y demás iniciales para realizar la tarea humanitaria que jamás nos ha importado. Para colmo, cuando alguno de estos extranjeros nos dice: “deberías tú mismo hacer lo que yo hago por ti” nos ofendemos y le ofrecemos “vergazos” al mejor estilo montonero criollo chapín. Ahora, si se limitan a ser comparsa de la estructura social llegan los elogios: ¡Tiene razón el sr. Embajador! ¡Magnífica persona! ¡Distinguida persona! Etc.



Si es Castresana metiendo preso a Portillo: ¡Valiente comisionado! ¡Eso faltaba aquí! ¡Viva la CICIG! Si es el que metió preso a Vielmann: ¡Gachupín hijo de….! Todo muy criollo, muy banano, muy rastrero.

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