domingo, 9 de octubre de 2011

RESPUESTA AL EDITORIAL DE "EL PAÍS" UN VETO INDECENTE

¿Cuántos crímenes se cometen
en nombre de la libertad y la democracia?

Ay patria,
a los coroneles que orinan tus muros
tenemos que arrancarlos de raíces,
colgarlos de un árbol de rocío agudo,
violento de cóleras de pueblo.
“Vamos patria a caminar” de Otto René Castillo (Guatemala)

En un editorial vergonzoso, que demuestra el avance de las fuerzas de ultraderecha en los medios de comunicación de Europa, el prestigioso diario español “El País”, el 6 de octubre del 2011, publicó una diatriba tremenda en contra de Rusia, China, India y Brasil, acusándolos de “arrojar un salvavidas a la tiranía siria en el Consejo de Seguridad”, debido a que tanto China como Rusia ejercieron su derecho de veto y votaron en contra de un proyecto de resolución europeo condenando al “sanguinario régimen sirio”, habiendo contado con la abstención de India y Brasil.

Al editorialista de “el país”, le parecen impresentables los argumentos de los dos países que votaron en contra de esta resolución que es la antesala de la intervención armada en Siria y que sería utilizada para intervenir tanto en Irán como en Líbano y aislaría peligrosamente a los palestinos ante Israel.

Para este editorialista le parece impresentable que Rusia haya manifestado que el proyecto europeo iba “contra el arreglo pacífico de la crisis” o en el caso de China, que dijo que esta resolución representaba una “interferencia en los asuntos internos de Siria” por lo que surge la pregunta obligada ¿Desde cuándo es impresentable abogar por el arreglo pacífico de una crisis o abogar por el derecho inalienable de la autodeterminación de los pueblos?

Es más, el diario debiera pedir disculpas a estos países soberanos, a los que se ha permitido ofender el editorialista, al acusarlos de actos que resultan ser el fiel de la balanza para evitar que se repitan los crímenes en contra del pueblo libio y de acusar a otros dos países como India y Brasil por haber avalado con su abstención la inacción internacional, pretextando que
“El salvavidas ruso y chino” favorece al régimen de Damasco, que ha provocado casi 3.000 civiles muertos, dato que da risa, cuando los rebeldes libios armados y apoyados por el poderío de los países que componen la OTAN, han declarado que los ataques de ellos con el respaldo de la OTAN, provocaron más de 50,000 muertos a las fuerzas leales a Gadafi. O sea, que para cuidar la vida de los civiles, se masacró a otros civiles. Para el editorialista los muertos cuentan solo cuando son de los “nuestros”, cosa inconcebible para un editorial, en un medio que no puede pretextar que ignora estos datos.

Engaña a los lectores cuando dice que
“es una pésima noticia para los sirios que luchan por su dignidad y para el conjunto de los movimientos prodemocráticos en el norte de África y Oriente Próximo”, cuando bien sabe que esos movimientos son provocados y financiados primero por la CIA y otras agencias de espionaje europeas y seguidamente, ya en armas, se les brinda el apoyo armado de la OTAN, pretextando que están siendo agredidos y que tienen derecho a demostrar su descontento, pero por el otro lado aplaude la agresión policial de los regímenes “democráticos occidentales” en toda Europa y los Estados Unidos en contra de los indignados, la doble moral de los demócratas. No he leído ningún editorial donde se condene la salvaje agresión de la policía a los “indignados” en las ciudades importantes como Madrid y Barcelona. Más sin embargo, si condena a otros países, pero nunca leí una condena a las fuerzas ultraderechistas que masacraron a más de 200,000 personas en Guatemala, durante las dictaduras militares que nos asolaron, porque eran servidores de los Estados Unidos, los que lo hacían.

Descaradamente, seguidamente dice,
“Moscú y Pekín, por un lado, han hecho pagar al Consejo de la ONU su aprobación, en marzo, de una intervención armada en Libia. Ambos Gobiernos se abstuvieron entonces, pero luego han condenado y juzgado excesiva la intervención de la OTAN a favor de uno de los bandos y decisiva en la caída del régimen de Gadafi” Para descubrir su juego y a quien sirve, cuando dice, Siria es un actor regional decisivo en Líbano, aliado de Irán y con ascendiente en el conflicto palestino-israelí, factores todos relevantes para la política global que Pekín pretende desarrollar, pero mucho más para Moscú. Para el Kremlin, especialmente, la dinastía de los Asad constituye un aliado histórico, el único relevante en esa zona del mundo y su última baza para mantener un pie en ella. Por eso sigue inundando de armas a la dictadura de Damasco. ¿Acaso no fue esto último lo que hicieron las potencias occidentales en la agresión a Libia? ¿De donde ver la piedra en el ojo ajeno y no ver la viga en el nuestro?

“Por más que fuera previsible, el crudo no de Rusia y China a un borrador casi versallesco representa un serio fiasco para detener las atrocidades de Bachar el Asad, además de un revés para Occidente. La votación del Consejo de Seguridad augura también un inquietante punto muerto internacional en escenario tan crucial como Oriente Próximo y el norte de África”

Frenar las actitudes imperialistas de los países occidentales en África, se vuelve un inquietante punto muerto internacional, para el editorialista, cuando ese debiera ser el sentido que debe encontrarse acertado en el accionar de las Naciones Unidas, que últimamente se han convertido en sirvientes de los Estados Unidos.

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