Es la oportunidad de compartir con mis amigos, las sensaciones que la realidad nacional guatemalteca me provoca y que me niego a aceptar
viernes, 4 de junio de 2010
Nos Desnudo Agatha
Nuevamente fuimos desnudados por la tragedia, igual que sucedió con el terremoto de 1976, el Mitch y el Stan.
En esas ocasiones igual que ahora, quedó al descubierto, una vez más, la miseria en que vive la mayoría de la población guatemalteca.
También salió a luz, la miseria en que subsisten las instituciones estatales encargadas de prevenir, asistir y tratar de aliviar los efectos de los desastres naturales en nuestro país.
Lo que parecía precipitado, declarar la calamidad pública, apenas a cinco horas de haber comenzado a ser azotados por el vendaval de arena volcánica y las tremendas lluvias que nos asolaron, fue un acierto, se reaccionó bien, a tiempo, por lo menos desde el papel, pero se tropezó con la falta de fondos para dar la ayuda necesaria a quienes la requerían, no había con que dárselas, no se contaba con los elementos necesarios para hacer llegar la ayuda a su destino.
En lugar de ayudar, los seudo partidos políticos y los estratos de población clase media alta y alta, especialmente capitalina, se dedicaron a quejarse a criticar la falta de asistencia instantánea, más por afán politiquero que por interés en los problemas sociales y económicos de la población más necesitada.
Nuestro problema, es que nuestra situación económica, política y social, está colapsada. El tejido social guatemalteco, que es la base de la sociedad, está totalmente desgarrado. Cómo puede un gobierno ser eficaz y efectivo, ante esta situación. Vivimos en un pleito de perros y gatos, del que no logramos salir para formar la anhelada unidad, indispensable para poder pensarnos como país. Para ejemplificar, voy a citar dos ejemplos que me dan la razón, los terremotos de Haití y Chile, el remezón de Haití fue mucho menos violento que el de Chile, que fue bestial en su magnitud, estamos hablando de una magnitud de 8.8 grados en la Escala de Mercalli, contra 7.6 grados en la misma escala, en Haití, eso nos dice que el de Chile, tuvo una intensidad dos veces mayor en su intensidad, deben saber que estos grados no se miden un una escala normal, sino en una escala logarítmica y allí las medidas son muy diferentes.
El terremoto de Haití dejó 300,000 muertos, mientras que el de Chile, no llegó al millar de muertos, la infraestructura haitiana sucumbió totalmente, mientras que la chilena, sufrió daños, pero en nada comparados con los de Haití.
¿Por qué?
Pues porque las estructuras económicas, sociales y políticas de Chile, son fuertes, su tejido social está en buen estado, se ha logrado regenerar después de la dictadura, mientras que en Haití esas estructuras económicas, sociales y políticas son inexistentes y su tejido social se encuentra totalmente destrozado.
Para muchos la desgracia que nos ha caído encima es “una bendición”, se enriquecerán mucho más, por ejemplo: ayer decían unos conocidos del interior, desayunando en un restaurante capitalino, que les había caído Agatha, como una bendición, “no me ha quedado pero ni un tractor para alquilar, todo el equipo que tenía me lo alquilaron a precio de oro” y como ellos, otros se relamen las manos, ya que tendrán mucho trabajo restaurando la infraestructura del país, carreteras, puentes y otros.
Y es que la desgracia ajena, es un buen negocio.
¿Quienes construirán los puentes que se cayeron?
No serán los ingenieros y arquitectos “de a pie”, no, serán las grandes compañías constructoras que señalen los miembros de la iniciativa privada enquistados en el gobierno, es decir los Alejos, en el gobierno anterior fue Mikey Fernández, el del aeropuerto, para reconstruir carreteras mal construidas, serán los miembros de Covial los que las darán, pero ¡Oh, sorpresa!, se las darán, en primera instancia, a sus propias compañías, ya que las compañías de los “honorables” miembros de la Junta Directiva, son contratistas de Covial, dicen misa y recogen las limosnas.
Todos creen que Covial es una entidad netamente del Gobierno Central, pero no, están por ley como Directivos el Ministro de Comunicaciones, Transporte y Obras Públicas. El Ministro de Finanzas Públicas. El Director General de Caminos. Un representante de la Coordinadora General de Transporte. Un representante de la Cámara Guatemalteca de la Construcción y Un representante de la Cámara del Agro., además se dice que se ha colado, también un representante del Colegio de Ingenieros de Guatemala, a pesar de estar esa Junta Directiva del Colegio, inhabilitada por ley, aún así, se dice han logrado meter un representante,
como ven, la mitad de ellos son de la iniciativa privada, a lo que se suma que es la Cámara Guatemalteca de la Construcción, con el apoyo de la iniciativa privada, la que impone al Director.
Los bancos se soban las manos esperando que lleguen las ayudas, que inevitablemente irán a dar a sus bancos, ya que por la ley de 1973, se obliga al Gobierno a manejar los fondos públicos a través de la banca privada, todo el dinero que llegue de ayuda, pasará por sus manos, enriqueciéndolos, aún más, ya que incrementarán sus activos utilizándolos para sus financieras y actividades bancarias, retrasando las que vayan a las actividades gubernamentales. Aparte de ello los comerciantes, lo primero que han hecho es incrementar los precios a los productos de primera necesidad, vean si no es monstruoso, la libra de fríjol rebasa los ocho quetzales y todos sabemos lo que es el fríjol para la dieta del guatemalteco. Aunque también sabemos lo que son de “ratas” los comerciantes.
Todas estas miserias y muchas más, son las que quedaron al descubierto con Agatha, que nos desnudó de pies a cabeza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me parece un muy buen comentario, acertado desde todo punto de vista. Los ricos a multiplicar la fortuna y los pobres a dividir lo poco, entre muchos.
ResponderEliminarBien se aplica el dicho popular "todos hacen leña del árbol caído". Los ricos se frotan las manos pensando cuanto dinero les quedará de los trabajos que vienen en camino, mientras los pobres se las frotan porque se les cayó la casa y no saben que van a hacer, esperando que las autoridades hagan "algo" y como que fuera un guión repetido "les vamos a ayudar". De buenas intenciones esta lleno el mundo, pero al ver las arcas, están vacias.